Por fin habéis descubierto para qué era importante Hardman: sin ese fallo que nos puso a todos al borde el infarto quizá la victoria hubiera sido más cómoda, pero seguro que el final habría sido mucho menos apoteósico. Dicho esto, que no juegue más por favor.
Los tres primeros cuartos me recordaron a los antiguos Chiefs: el ataque moviéndose y anotando con relativa facilidad y la defensa permitiendo a los Bills avanzar y anotar con comodidad. Un intercambio de golpes en el que no hubo ni un solo punt. Un auténtico espectáculo para los que no seguían a ninguno de los dos equipos.
Volvieron, eso sí, los fantasmas de la red zone: a tan solo 10 yardas de conseguir los 6 puntos nos tuvimos que volver a conforma con 3. Esto ya lo habíamos visto demasiadas veces y nunca había terminado bien. Parecía que nos iba a tocar sufrir. Por suerte la historia cambió y los dos últimos touchdowns llegaron a menos de 5 yardas de la end zone y sin necesidad de ninguna filigrana. Parece que Andy ha aprendido la lección. ¡Gracias!
Y con el partido igualado llegó la locura del último cuarto. Un fake punt, un touchback, un fumble y un field goal fallado. Todo lo que puede pasar en un domingo de red zone concentrado en 15 minutos. Un intercambio de errores. Un grandísimo espectáculo para los que no tenían ganas de vomitar en ese momento. Y, por fin, una victoria que en mi opinión fue más contundente de lo que refleja el resultado.
El equipo mostró por qué sigue siendo un rival con el que no te quieres cruzar ni en su peor año. Vimos un ataque incluso más seguro que en el partido de Miami: concentrado, sin errores, cuidando mucho el balón, corriendo con contundencia y pasando con solvencia cuando hacía falta. Hasta MVS tuvo un par de catchs importantísimos. Decepcionó un poco la defensa. Y no porque jugara mal, claro que no, sino porque nos tiene acostumbrados a un nivel de excelencia que es difícil de mantener. Eso sí, hizo lo que tenía que hacer cuando más se la necesitó. Las sensaciones eran tan buenas que yo tenía claro que ganábamos, aunque hubiera entrado ese field goal. Por suerte, y lo siento por los Bills, no tuvimos que comprobarlo.
Ahora toca viajar a Baltimore, pero ya sabiendo que para Mahomes no supone ningún problema ganar fuera de casa. Sabiendo que, pase lo que pase, la temporada ya es buena. Muy buena. Hasta aquí solo llegan cuatro equipos y por sexto año consecutivo somos uno de ellos. La presión está en su tejado. Nosotros tenemos mucho menos que perder. Por eso somos los más peligrosos.