Han pasado ya 5 semanas de temporada regular y los Kansas City Chiefs se posicionan en el 3er lugar de la división con un récord de 2-3, algo inesperado para algunos fans de la franquicia.
Durante este inicio hemos visto un funcionamiento general irregular, con fallas en todas las líneas del equipo. Sin embargo, desde el un primer enfrentamiento contra Chargers (un total desmadre) hasta este último encuentro contra los Jaguars, hemos visto mejoras notables (la secundaria en defensa y el ataque aéreo en ofensiva) y una evolución positiva que nos permite pensar que, a pesar de un calendario dantesco, los Chiefs tienen en sus manos todos los elementos para aspirar nuevamente a llegar a la tierra prometida.
Todos… Menos la línea defensiva.
Dicha unidad ha estado en la mira incluso desde la pretemporada (no éramos pocos los que enfatizamos el ir por un DT en primera ronda) y, durante el transcurso de las semanas, el estancamiento en lo que respecta a la presión al QB rival ha sido evidente.
Durante esta semana Nick Jacobs publicó lo siguiente:
Karlaftis aparece como el 5º liniero con mayor cantidad de presiones este año; sin embargo, como lo hizo notar el analista de The Athletic Ted Nguyen, el griego logra la presión en un tiempo promedio de 2.47 segundos, bueno para el puesto 53 entre 131 edge rushers que califican para esta estadística. Otro dato establece que la DL de los Chiefs tiene un tiempo promedio de presión al QB de 2.71 segundos, bueno para el puesto 24 en la liga.
Ahora bien, el problema no es que KC no pueda lograr presión sobre el QB, el problema es que, para lograrlo, Spags necesita implementar paquetes de blitz. Por muy creativo y exótico que sea nuestro DC en las blitzes, lo cierto es que esta no es una estrategia sostenible en el tiempo. Si los Chiefs pretenden lograr alcanzar el SB esta temporada, es imprescindible lograr presión desde los 4 frontales de una forma consistente.
La pregunta es: ¿Por qué no somos capaces de ejercer presión sostenida sobre el QB con nuestros cuatro linieros? Y la respuesta, me parece, tiene varias aristas.
1.- La falta de explosividad
Un atributo, no el único desde luego, para lograr ser efectivos es ser lo suficientemente rápidos al momento del snap para lograr una posición ventajosa frente al liniero ofensivo o TE. En el pasado, jugadores como Frank Clark (o Dee Ford, ya que estamos en esa) proporcionaban esa rapidez en el primer paso. Hoy, sin embargo, los jugadores que aparecen como los más explosivos, sin ser élite ni mucho menos, son Chris Jones y George Karlaftis. Y para muestra, un ejemplo:
Ambas tomas tienen un tiempo de separación de medio segundo aproximadamente desde el momento en que se ejecuta el snap. Nótese, por ejemplo, la manera de alinearse de Jones: más cerca de la línea de scrimmage que el resto de sus compañeros. Tras salir el ovoide, podemos ver que el DT ya está enfrascándose con el liniero rival, mientras que Tillery (el otro DT) y Omenihu (el DE de la derecha) están iniciando aún el ataque. Sin embargo, lo más llamativo es ver al rookie Ashton Gillotte aún en posición de 3 puntos. Al observar el video del partido del lunes es posible ver repetidamente esta falta de explosividad en nuestra línea.
Nate Christensen (de @ArrowheadPride) publicó un post que resume un conjunto de jugadas de pase en el partido contra los Jaguars de la cual pueden observarse otras causas (gracias a este post, me pude ahorrar tiempo recortando videos).
2.- No mantener una postura baja
A la falta de explosividad se suma que ninguno de nuestros linieros tiene la capacidad de “doblarse” (bending) para poder vencer a sus oponentes. El único que ha mostrado una capacidad limitada para hacerlo es George Karlaftis. Sin bend y sin explosividad, nuestros defensive ends dependen casi exclusivamente de lo que puedan hacer con el bull rush. Eso limita nuestra capacidade de generar presión, sobre todo contra los equipos que eventualmente encontraremos en la postemporada.
3.- No aprovechar el doblaje a Chris Jones
Es cierto que Chris Jones ha mostrado un rendimiento decreciente con respecto al año anterior pero aún sigue siendo lo suficientemente temible como para que los coordinadores ofensivos lo tengan casi siempre cubierto con dos jugadores. Un ejemplo:
En la figura anterior vemos el instante del snap y como Jones genera la atención del guardia y el tackle izquierdo. Karlaftis tiene el gap externo para atacar. Sin embargo, como muestra la figura siguiente, recibe un chip block (¡de un WR!) y termina cargando por detrás de Jones, quedando fuera de la jugada.
En esta jugada (un 1&10 en su yarda 31), Lawrence tiene todo el tiempo para encontrar a su receptor para una ganancia de más de 25 yardas.
4.- Un esquema demasiado simple para defender
Otro factor observable en el partido contra los Jaguars es que los esquemas utilizados para lograr presión se basan casi exclusivamente en lo que cada DL pueda lograr por sí solo. Es muy llamativo, por ejemplo, el nulo uso de overloads en jugadas obvias de pase para explotar los puntos vulnerables de las OLs contrarias.
Prácticamente todas las alineaciones defensivas distribuyen uniformemente a los linieros a ambos lados del ovoide. Los Eagles (por mencionar uno) son un equipo que utiliza profundamente sobrecargas para lograr presión efectiva sobre el QB (“overload” o sobrecarga consiste en alinear tres linieros defensivos a un lado del ovoide, preferentemente el lado débil de la ofensiva).
El uso de overloads parece conveniente, toda vez que nuestros linieros defensivos pueden jugar en distintas técnicas (1, 3, 5 y 9).
Kansas City, además, ha sido el equipo que menos ha usado stunts este año. La tasa de stunts (incluyendo twists y loops) ha sido menos del 10% del total de las jugadas de pase contrarias pero, curiosamente, han tenido una de las tasas de éxito (en cuanto a presionar al QB) más altas de la liga. Este punto cae enteramente en el cuerpo de entrenadores de KC y cabe preguntarse por qué no han sido más utilizadas este año.
5.- Sobre perseguir al QB
Este problema lo ha mostrado Charles Omenihu y, sobre todo y en forma consistente, George Karlaftis. El sobre perseguir al QB significa muchas veces no solo quedar fuera de la jugada (por quedar profundo en el backfield) sino que rompe la protección del gap asignado y lleva a perder contención.
Tanto Justin Herbert como Trevor Lawrence aprovecharon estas circunstancias para obtener ventaja y mantener vivos sus drives. Otro problema relacionado es que en muchas ocasiones ha quedado abierto el centro de la línea, lo que ha permitido a estos QB móviles aprovechar los espacios. Eso sí, en este caso, ese error es compartido con la protección y apoyo que deben brindar los LBs.
Como dije al inicio, todo parece indicar que los problemas que KC ha venido teniendo en estas 5 semanas han venido siendo corregidos. Pero el tema de la línea defensiva parece ser algo con lo que el equipo tendrá que convivir y aprender a mitigar por otros medios. Algo puede hacerse desde la perspectiva del coacheo (puntos 3, 4 y 5) aunque hay otros (puntos 1 y 2) sobre los cuales la falta de talento suficiente impide pensar en una solución para este año.
Eso siempre que Brett Veach no diga otra cosa antes del cierre del periodo de traspasos.
¡GO CHIEFS!