Incluso con el partido decidido yo seguía nervioso: no podía creer que todo estuviera saliendo tan bien. Y entonces llegó el fumble de CEH. Vale, quizá esto no era motivo suficiente para pensar que la victoria peligraba. Pero antes ya habíamos visto unos cuantos drops de Kelce, una penalización (más o menos justa) que nos anuló un touchdown y a MVS haciendo de las suyas. Y eso es justo lo que llevamos viendo toda la temporada. Por eso hasta que el reloj no llegó a cero no respiré.
Una aclaración antes de seguir: yo dije que Hardman podía ser importante, pero nunca dije para qué.
Ahora vamos a lo importante: estamos en divisionales. Y, por una vez, con una victoria convincente. Contundente, incluso. Volvimos a ver todo lo bueno que ha tenido el equipo durante la temporada y, por suerte, mucho menos de todo lo que nos desesperaba. Y eso se notó.
El ataque jugó bien. No perfecto, pero bien. Y esto es mucho más de lo que hemos tenido en casi todos los partidos. Estuvo Rice, estuvo Pacheco y estuvo Mahomes en modo playoffs. Y Kelce, del que no solo importan las yardas que produce sino también la atención que atrae: en el touchdown de Rice hay tres defensores con él. Lo que también vimos, y sigue sin corregirse, es la falta de efectividad en red zone: de las seis veces que el equipo consiguió llegar hasta ahí tan solo dos fueron touchdown. Ni si quiera a tres yardas, en tres intentos, conseguimos cruzar la end zone. Si el partido llega a ser otro, hubiéramos echado mucho de menos esos puntos.
Por suerte el partido fue el que fue. Bueno, no por suerte: por la defensa. Se acaban los adjetivos para definir el enorme salto de calidad que los chicos de Spagnuolo han dado este año. Que sí, que el frío no favorece el juego. Que vale, que las lesiones. Pero el “mejor ataque de la liga” solo consiguió siete puntos. Y para eso no sirven las excusas. Como en Alemania, nuestra pareja de cornerbacks secó a Hill: 62 yardas y un solo touchdown. Además, cada uno de ellos tuvo su momento especial con él, pero no los vamos a recordar de nuevo porque todos los hemos visto muchas veces. Y sin Hill, por mucho que quiera, Miami no es el mismo. Y no, no vamos a hablar de Tua.
Los Dolphins de los 70 puntos han caído. Los todopoderosos Cowboys, invictos en Arlington, han caído. Los Eagles del imparable tush push han caído. No digo esto para menospreciar ni para pasar facturas: es solo un recordatorio de lo difícil que es esta competición en la que ser favorito no sirve de nada. De lo que cuesta estar arriba temporada tras temporada. Solo quedan ocho equipos y nosotros estamos entre ellos.
Disfrutemos.