Los Chiefs fueron a jugar a Minneapolis con el runrún de no haber cuajado un gran partido contra Jets pero con la necesidad de seguir mejorando en ataque en este partido. Después de una primera mitad con el ataque muy al ralentín pero donde un gran Butker fue desatascando un poco el tema (mucho cuidado con mi curilla que aún no ha fallado ni un field goal, 10 de 10, ni un extra point ,14 de 14, en lo que llevamos de temporada) llegamos al descanso 13-13. La segunda parte el equipo hizo los ajustes necesarios para que el ataque diera un arreón para ponerse por delante 27-13 en el tercer cuarto. Y otro bajón (aparentemente controlado) que dio lugar al 27-20 final.
Honestamente, el partid fue a rachas. A rachas el ataque movía cadenas a una velocidad y con un nivel increíble pero a rachas costaba avanzar una yarda una barbaridad. ¿Qué está pasando? Lo comentábamos esta semana en Punta de Flecha. Los Chiefs no tenemos receptores de peso y garantía como los teníamos hace dos años o incluso hace uno. Los próximos partidos deberán hacer que el staff decida de una vez por todos quiénes van a sumir ese papel, quién va a ser la prioridad para que Pat Mahomes (que cada semana acusa más esta sensación de “abandono”) le lance sus pases.
Los Vikings tienen el mismo problema que el año pasado. Su récord no hace justicia al gran equipo que podrían ser. Deberían plantearse muy seriamente, incluso antes de enero, la posibilidad de que Kirk Cousins no sea el Quaterback que necesitan para su periplo en playoff y buscarlo en una nueva camada de maricales de campo o, quién sabe, en el mercado persa de jugadores que es la agencia libre de la NFL.
Lo de los árbitros. Como dice mi buen Juan Muñiz, nos hemos convertido en los Patriots. Nos hemos convertido en el equipo que año a año gana casi siempre y al que todo el mundo quiere ganar. Es oficial, somos la nueva Dinastía (o casi…). Vamos a partir de la base de que los árbitros de todos los deportes son más malos que decirle a tu padre que es imbécil. Yo tengo una teoría cuando voy a ver una película, aunque no haya sido buena película la que hayas ido a ver si te ha gustado el final te acuerdas más de eso que de la otra hora y media que has presenciado. Y eso es justo lo que pasa. La gente se acuerda de la última jugada pero no de los holdings no pitados a Chris Jones (que por cierto cómo lo echaremos de menos el año que viene), de las faltas rigurosas a nuestros OLs y demás jugadas que son susceptibles de ser sancionables y no lo son. Señores, déjense de tontería. No hay conspiración. Solo ineptitud.
No vemos el jueves a las 2 de la mañana.
GO CHIEFS!