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Txetxu

No hubo partido en Arrowhead porque los Buffalo Bills ARRASARON (sí, en mayúsculas) a los Kansas City Chiefs. Hay que echar la vista muy atrás (y tirar de Pro Football Reference) para rescatar un partido en que los Kansas City Chiefs fueran tan notablemente inferiores a su rival y en su propio estadio. Y casi desde el principio del choque, sin paliativos, simplemente compitiendo mucho peor que el oponente. Claro que el equipo rival que había enfrente no era uno cualquiera, los Bills llegaban a Kansas City con un parcial de 3-0 tras la derrota en la jornada inicial ante los Steelers. Y llegaban, al menos por mi parte, mal calibrados en cuanto a su nivel. Habían jugado todos sus partidos en el turno de las 19:00 y eso dificulta (al menos a mi) tener una percepción más completa de su juego. El Redzone da para lo que da.

Una de las puntos relevantes en el ataque de los Chiefs es que venía utilizando mucho más el juego de carrera gracias una línea ofensiva renovada y con mayor dominio en esta faceta que sus precedentes. El primer drive de los Chiefs, que acabó en un field goal anotado, se fue hasta las 17 jugadas siendo 8 de ellas de carrera para un total de 34 yardas. Se nota que los Chiefs salen con la intención de conseguir drives más largos y menos explosivos para reducir el tiempo sobre el verde de la defensa. Aunque esto no les valdrá para ganar partidos, si les valdrá para controlarlos.

Porque claro, la defensa sigue sin responder a un nivel mínimamente decente (tenemos a la peor de toda la NFL) y ante los Bills fue una máquina constante de conceder big-plays. Ya fuese por tierra con las carreras del propio Josh Allen, que encontró auténticas autovías por el centro de su OL, o con el juego de pase en profundo debido a la descoordinación y a la falta de velocidad de la secundaria de Chiefs. Hasta el TE de los Bills Dawson Knox consiguió ayer unas recepciones de muchas (demasiadas) yarda gracias al fabuloso ataque construido por Brian Daboll.

Todo y eso, la defensa paró el ataque de los Bills en un par de ocasiones de manera bastante oportunista, justo lo que se les pide para dejar el partido en manos del ataque. Con 7-3 abajo en el marcador y tras un fumble en el retorno del kickoff de Byron Pringle, la defensa forzó el punt en un drive que los Bills empezaron en nuestra yarda 34. El ataque respondió con un TD del propio Pringle que a su vez contestaron los Bills con otro TD en un drive de tan solo 2:15 de juego. La defensa no se aguantaba en el campo, a la mínima concedía el golpe que la dejaba KO. 14-10 para los Bills.

Los problemas del ataque se manifestaron crudamente en el 2º cuarto. Los Bills utilizaban prácticamente en todas sus jugadas de defensa a dos safeties muy profundos para protegerse de las big plays a las que nos ha acostumbrado el ataque de los Chiefs. Por cierto, Andy Reid va a tener que encontrar soluciones a este tipo de defensas porque son las que más van a disponer los rivales para frenar el ataque de Kansas City. Ante esta situación de partido, el ataque de los Chiefs estuvo francamente errático en el juego intermedio. Los receptores no encontraban separación gracias al gran trabajo de la secundaria de Buffalo (Hyde y Poyer son buenísimos) y Mahomes estuvo francamente desacertado en esos pases cortos, tan solo pudo producir algo por tierra con sus propia piernas.

El partido se acabó de romper en el inicio del 3er cuarto cuando Micah Hyde firmó un pick-6 en una jugada en que Tyreek Hill dejó rebotar en su casco en un balón que podía atrapar con facilidad. El receptor de los Chiefs no estuvo nada fino en todo el encuentro y este error acabó pesando demasiado a su equipo. Aquí se acabaron todas las opciones de remontada. Tras esto llegaron otra intercepción de Mahomes en un jugadón del rookie Rousseau y una jugada en que a Mahomes se le escurrió el balón de las manos tras el snap. Partido para olvidar también de Mahomes.

La dinámica del partido pudo haber cambiado por completo a falta de 10 minutos del final con un 31-20 en el marcador cuando Rashad Fenton (por cierto, dejó un par de buenas jugadas) interceptó un pase profundo de Josh Allen. Pero la jugada acabaría volviendo atrás tras la penalización por golpear al QB de Frank Clark (vaya temporada la suya) y el drive finalizaría con un TD de los Bills que sentenciaba, si es que no lo estaba, el partido.

Los Chiefs son, tras la quinta semana de competición, el último clasificado en su división y el único equipo de la misma con récord negativo. La situación es tensa porque se venía de tres temporadas con un rendimiento extraordinariamente alto en temporada regular. La solución a esta mala dinámica debe pasar por recuperar lo que los americanos llaman ‘attention to detail’. Los partidos de NFL se suelen decidir por pequeños y los Chiefs están fallando en ellos desde la pasada SuperBowl. Desde el planteamiento de partido por parte del propio staff técnico hasta los problemas de comunicación y coordinación en defensa, pasando por la incapacidad de los receptores de conseguir separación. Mucho por trabajar en Kansas City antes de enfrentar a Washington el próximo domingo. No nos podemos permitir muchos más batacazos.

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