Los Chiefs nos volvieron a abrumarnos el domingo con una actuación dominante contra Las Vegas Raiders. Aunque esto debería dejar de sorprendernos porque los Chiefs, sobre todo a partir de la defensa, vienen haciendo un foorball digno del mejor equipo de la NFL. Vayamos al partido en sí donde los nuestros rozaron la excelencia. Partido que empezaba al medio día en Kansas City, horario al que no jugaban los Chiefs desde aquella dolorosísima derrota ante los Titans. Aquella vez me perdí la primera hora de partido y cuando me conecté a las 20:00 (hora española), los Chiefs ya perdían insolentemente ante los Titans. Esta vez, el panorama que me esperaba era mucho distinto.
Conste que empecé el partido desde el principio adelantando de 10 en 10 segundos tras cada jugada para reengancharme cuanto antes al partido. Conste que quedé totalmente anonadado cuando los Chiefs pusieron tal ventaja en el marcador en el 1Q. Como en los viejos tiempos, dominando defensa y ataque para noquear al rival y obligarlo a tirar la toalla tras un cuarto de hora de combate donde solo había habido un combatiente. Todo empezó en la mismísima primera jugada del partido cuando Jarran Reed (partidazo el suyo) forzó un fumble sobre Josh Jacobs que Mike Hughes recuperó hasta la endzone. Sí, Mike Hughes tuvo un número de snaps digno de un titular por la baja de L’Jarius Sneed, ausente tras el fallecimiento de su hermano.
Pero la secundaria no notó las bajas y jugó de nuevo a un nivel realmente alto. La unidad de Steve Spagnuolo ha conseguido encontrar el rol perfecto para el líder de la misma, Tyrann Mathieu está teniendo un gran impacto sobre el juego porque Spags consigue ponerlo en situaciones donde es dominante. Cierto es que el cuerpo de receptores de los Raiders no es gran cosa más allá de un Hunter Renfrow que cerró su partido con 13 recepciones y 117 yardas de pase.
La defensa volvió a dejar al equipo rival por debajo de los 10 puntos por tercer partido consecutivo lo que en esta NFL es un hito extraordinario. Ya lo hemos comentado más veces, pero la mejora de esta unidad ha pasado por tres puntos pilares fundamentales en la línea defensiva: la recuperación de Frank Clark, la vuelta de Chris Jones al interior y la llegada de Melvin Ingram. No por obvio debemos dejar de remarcarlo.
Este domingo el ataque sí mereció todos los aplausos que no había tenido en otros partidos donde la defensa fue quien puso el factor diferencial. Dos touchdowns en el primer cuarto precedidos por dos stops de la defensa abrieron las aguas para la barrida de los Chiefs. Mahomes estuvo muy cómodo y dominó a placer desde el pase a la defensa de los Raiders siendo capaz de encontrar a casi todos sus receptores. Desde sus socios más confiables como Kelce y Hill hasta los sospechosos habituales como Mecole Hardman pasando por los running bakcs dejaron jugadas destacadas que volvieron a mostrar que la unidad aún no ha tocado techo.
Con una rápida ventaja de 21-0 al final del primer cuarto se ve todo más claro. Y claro, más negro para el rival que salió al 2Q sin ideas en un periodo donde acabarían en la lona (si es que ya no lo estaban) tras una intercepción del veterano Mathieu y un fumble de Mike Hughes en un auténtico jugadón. Un puñetazo al balón para arrebatárselo Hunter Renforw que sintió como un auténtico golpe al mentón a los Raiders. Unos Raiders que se las prometían muy felices bailando sobre el logo de los Chiefs para después ser bailados en todas las facetas del juego. Quien ríe el último, ríe mejor.
El tríptico por la AFC Oeste finaliza este mismo jueves antes los Chargers (8-5) en el que será el partido más importante de la temporada. Los Chiefs pondrán a prueba su récord de 6 victorias consecutivas que ahora mismo los tiene empatados en la cima del AFC. Ganar a los Chargers será prácticamente asegurar el seed #1 de la división y habrá que hacerlo en una semana corta que los Chiefs afrontan sin lesiones y con algo de descanso extra tras que los titulares fumaran desde la banda en el 4Q de la paliza frente a los Raiders.